Nombre: Zein Uchiha
Edad: 20
Sexo: Masculino
Clan: Uchiha
Aldea: Kiri
Naturaleza de Chakra: Katon
Descripción Física: - Spoiler:
Es un chico muy monocromatico, para empezar su cabello es completamente blanco, desmechado y largo hasta los hombros, luego esta su rostro, de rasgos finos y delicados, sus ojos son de un rojo intenso, probablemente el único color que encontraras en el, suelen mostrar frialdad y soledad. Por otro lado esta su piel, la cual es muy pálida apenas si con un poco mas de color que la piel de un muerto, pero sigue siendo suave y cálida es obvio que con tan blanca tonalidad queda marcado muy fácilmente como también se nota enseguida cuando se sonroja, curiosamente pese a esto no le afecta el sol ni nada. Con respecto a su altura es la normal un metro ochenta y cinco, es delgado y con una contextura algo femenina, de hecho podría pasar por una mujer con la ropa adecuada, mas le resta importancia.
En cuando a la ropa, siempre usa cosas color negro u blanco, quiza gris, con algunas rayas como detalle, pero tambien le resulta comoda la ropa del manicomio, en invierno le gusta usar un poleron blanco con plumas en la capucha, mas en realidad no es de pasar mucho el frió, suele molestarle mas el calor, luego están sus pantalones, comúnmente son negros y algo ajustados al cuerpo. Como accesorios usa siempre un collar negro pegado al cuello.
Descripción Psicológica del personaje: Tiene un carácter complicado... primeramente suele tener un trato hostil hacia todas las personas, siempre a la defensiva, tiene la mala costumbre de juzgar a la gente sin siquiera conocerla, catalogándolas de dos maneras, los idiotas y las personas interesantes, estos últimos son quienes pueden tener el lujo de hacerle "perder su tiempo". No puede evita tratar a la gente de manera agresiva, aun que hay veces que trata de controlarse un poco, suele perder los estribos rápidamente aun que rara ves termina a los golpes, simplemente te insultaría y se iría, tiene el ego algo elevado y mucho su orgullo, una de las razones por las que se enoja fácil le gustan los retos, no puede rechazar alguno, no importa lo idiota o peligroso que sea, siempre quiere probar que es el mejor, a los demás y a si mismo, aun que se lastime y termine exhausto luego. Tiene cierto grado de sadismo en si, tiene algunos momentos donde quisiera hacer sufrir a alguien tanto física como mentalmente, ama que le tengan miedo, al menos en esos momentos. Mas no es todo negativo con este chico, curiosamente suele estar tranquilo la mayoría del tiempo, mientras nadie le hable, disfruta los momentos tranquilos lo mas que puede, en silencio y en paz, especialmente por donde se encuentra ahora, es muy desconfiado, quizá demasiado, confiar es algo que le cuesta mucho, pues en el fondo le da miedo salir herido por alguien que aprecie, podría decirse que tiene esa actitud hostil con todos para alejar a la gente porque le tiene miedo, obviamente jamas lo admitirá mas si llega querer a alguien realmente hará lo que sea por ella, protegiéndola con su vida y capas de dejar todo por ella, aun que claro, mientras sea reciproco. Intenta darle mas la razón a la ciencia que a las cosas sobrenaturales, por lo que no cree que aquel mundo paralelo sea real, aun que salga lastimado ahí piensa que es todo producto de su mente o al menos lo intenta, le cuesta dormir, no tanto por sus pesadillas, si no mas bien por la cafeína que ingiere.
Historia: Un par de calles, algunas caras, tejados... pero lo que con mas nitidez recuerdo de Konoha eran sus puertas alejándose tras de mi. No tengo muchos recuerdos de esa época, en la cual era demasiado joven como para comprender lo que sucedía a mi alrededor. Según tenia entendido... huíamos de Konoha para evitar represalias al ser mi familia miembro del clan Uchiha, un clan maldito, manchado y perseguido por Konoha. Realmente creo que mis padres se arrepentían de lo que eran en aquel momento.
No se... yo no me sentía disgustado por dejar atrás mi por llamarlo de alguna manera "hogar" ¿Por que iba a sentirme mal? Yo no tenia nada en Konoha, ni amigos ni recuerdos. No... yo no deje atrás nada... fueron mis padres los que lo dejaron todo.
No se cuanto fue, quizá fueron días, que es lo mas seguro... pero lo primero que recuerdo eran esas nubes, tan negras y ruidosas. Ciertamente me daban miedo, en Konoha no las había visto así y nisiquiera estaba lloviendo, mi padre me explico que en aquella zona era normal... como de costumbre, mi padre amplio mis horizontes, ahora estaba en Kirigakure. Pasaron los meses, ya estábamos asentados en la villa y eramos una familia mas, sin nada que llamase la atención, algo que mi madre, se esforzaba en conseguir, era bastante sobreprotectora... de una forma que solo comenzáis a sospechar, tanto, que con deciros que la primera vez que salí de mi casa en Kirigakure, sin contar mi huida, fue tras 4 meses de estancia. Al pasar el tiempo, esas ansias por descubrir lo que el mundo tenia reservado para mi comenzó a acuciarme. Yo tendría unos... Nueve o diez años, no lo recuerdo bien, pero fue mas o menos a esa edad cuando en un desesperado intento por salir al mundo, le mencione a mi padre sobre lo de ir a la academia ninja de Kirigakure. Mi padre era alguien con quien se podía hablar, era alguien afable y trabajador, sin embargo mi madre era sobreprotectora, bastante pesada y según recuerdo de esa época, muy nerviosa... demonios, era mi madre al fin y al cabo. De primeras, mi madre me prohibió volver a mencionar nada sobre una academia ninja, yo sabia que algo así ocurriría, quizás lo deduje por que ninguno de mis padres era ninja ni habían recibido instrucción de ningún tipo, supuse que no querrían meterme en algo desconocido para ellos. Ya estaba a punto de rendirme en mi empresa cuando mi padre me dio ánimos, prometiéndome que si era la única forma de que conociera el mundo haría lo que estuviese en su mano... adoraba a ese hombre.
Pasaron semanas... no... creo que paso un par de meses hasta que un feliz día ocurrió. Mi padre se me acerco y me dio la buena noticia, al día siguiente iría a la academia donde aprendería a ser un ninja, aunque eso me traía sin cuidado, yo lo que quería era salir de aquella prisión que tenia por casa.
Recuerdo que mi primer día... fue bastante raro. Mi madre aun mencionaba los contras de mi idea, creándome una inseguridad bastante acuciante... llegue a un estado en el que me preguntaba si realmente merecía la pena dejar el cobijo de mi casa para descubrir todo aquello... realmente hoy en día me lo pregunto pero no podía fallar a mi padre, se había esforzado demasiado como para fallarle a esas alturas... nah, aquel día iría a la academia, quisiera ya o no.
Como yo supuse desde el principio, la academia era fantástica. Estaba llena de chavales de mi edad, con los que hablaba y me reía, jamas me había sentido tan bien como aquel día. Aunque he de confesar... que seguía teniendo mucho miedo... miedo que mi madre se encargo de inculcarme, no la culpo pero quizás... debió haber actuado de otra forma. Era un estudiante pésimo, realmente pasaba de todo mas que nada por que sabia que nadie miraría mis notas, teniendo en cuenta que mi padre andaba demasiado ocupado con su trabajo y mi madre manifestó de forma reiterada que no quería saber nada de academias. Eso me daba cierto margen para hacer gamberradas con mis amigos... aaah... como los hecho de menos... no suelo ser tan melancólico pero... aquellos días fueron inolvidables. El pasar de los años trajo consigo problemas mayores, problemas mas propios de un adolescente. Como por ejemplo... que no le gustaba a las chicas de Kirigakure. Quizás fuera por mi pelo extrañamente azulado y un poco negro, por que era de una tez mas pálida que ellas o que siempre estaba de broma con mis amigos... realmente no lo se pero no se interesaron por mi, que demonios, yo tenia a mis amigos ¿Que mas podía querer? Pensaba yo, para excusarme... aunque muy en el fondo siempre quise que alguna chica desprendida se me acercara... pero que va, ni por asomo. Un buen día... recuerdo que fue a mis 14 años. Ocurrió algo que me hizo recapacitar sobre mis estudios... mi padre sufrió un accidente trabajando, no murió pero temporalmente, quedo lisiado, situación que me hizo recapacitar sobre la fragilidad de nuestra economía y que pronto, debería traer dinero a casa como shinobi... urgía esa necesidad y supongo que fue mi aprecio a mi familia... pero saque fuerzas y conseguí graduarme como Gennin, a pesar de mis continuos fracasos.
Al pronto pude traer dinero a casa con las misiones, me sentí muchísimo mejor conmigo mismo, a partir de entonces, no dejaría de entrenar en mi elemento, el Katon, si... es en ese momento en el cual no hice otra cosa mas que ascender, entrenando continuamente y esforzándome, a pesar de que mi padre ya estaba recuperado y trabajando... sentía que estaba en deuda con el y con mi madre, me lance al mundo mas halla de lo que mis padres habían visto y estaba completamente decidido a llegar al final del camino.
Tras pasar un tiempo de esa precaria felicidad, sucedió que mi madre, la verdadera portadora de la sangre Saedoku, cosa que he descubierto hace poco... nos abandono a mi padre y a mi ¿Por que? Eso mismo me pregunto hoy en día, quizás fuera por que ella quería irse a otra villa y mi padre se negó a arrancarme de ella y huir eternamente... no lo se... solo se que me desgarro llegar a casa con mis amigos y encontrar a mi padre completamente desgarrado por el dolor en la entrada de casa... jamas lo olvidare.
Intente aparentar ante mis amigos que no me importaba, aunque confieso que estaba destrozado, confuso y completamente perdido. Aun así seguía bromeando como todos los días, no se que me dolía mas... si fingir o saber que mi madre me había abandonado.
Al pasar los años, fui mejorando en mis técnicas y completando misiones, hasta el día de hoy, en el cual te cuento mi historia aquí sentado, desde la escalera de mi vieja casa, visitando a mi anciano padre. Si... mi historia solo acaba de comenzar, espero que no te pierdas mis estrafalarias aventuras.
Hasta pronto.